Empresarios locales de diferentes sectores productivos describieron a LA CAPITAL el panorama de las pequeñas y medianas empresas marplatenses. La baja del consumo y el aumento de costos siguen preocupando, pero un leve repunte en los últimos meses mejoró las expectativas para este año.
Empresarios locales de diferentes rubros del sector pyme realizaron un balance del 2016, año que calificaron como “de transición” y “complicado”. Analizaron los desafíos a los que se enfrentan ante la caída del consumo interno y las consecuencias del aumento de los costos de producción y la baja competitividad en el mercado externo a causa de un dólar “planchado”.
Con leve optimismo frente a algunas muestras de reactivación de la economía en los últimos meses, coincidieron en señalar que incentivar el desarrollo de las mismas ayudaría, entre otras cosas, a revertir los números de desempleo en la ciudad.
Un sector castigado
Haciendo hincapié en la capacidad de este tipo de empresas de “tirar para adelante” pese a un contexto adverso, Fernando Orengia, empresario del sector industrial de la ciudad, señaló que “las pymes vienen castigadas desde hace muchos años” pero que suelen ser “un poco más flexibles que las grandes industrias y tienen otra forma de proceder. Son industrias que a pesar de los malos momentos siempre intentan tirar para adelante”.
“Las pymes en este momento están pasando por un momento difícil”, aseguró, pese a reconocer que las expectativas para 2017 son “buenas” dadas “las gestiones que están haciendo distintas entidades como la UCIP (Unión del Comercio, la Industria y la Producción de Mar del Plata) para mejorar la competitividad de las empresas”.
En la misma línea opinó Gastón Viani, empresario del sector agropecuario, quien aseguró que tras “un parate interesante”, “en este último mes la situación ha ido cambiando un poco”.
“Se ve que las empresas han comenzado a invertir nuevamente y otras por lo menos presentan ánimos de invertir. Cuando vas al banco te dicen que al menos se están moviendo las carpetas”, señaló.
Baja del consumo
Todos los empresarios consultados coincidieron en remarcar que la mayor preocupación de estos días está focalizada en la baja del consumo interno.
En el ámbito textil y comercial fue donde más se sintió. Matías Berg, dueño de comercios de indumentaria en los centros comerciales a cielo abierto Güemes y Alberti, sostuvo que este panorama comenzó a percibirse en la temporada de verano del año pasado.
“La baja del consumo empezó a sentirse desde la temporada de verano de 2016 y si lo comparás con años anteriores hay una disminución en términos comerciales”, señaló, al tiempo que indicó que la comparación interanual ya arroja “una caída promedio de más del 8%”.
“Después de una temporada que no fue la esperada, cuando recorrés la ciudad podés ver comercios que, al no haber una demanda, cerraron”, señaló, como muestra del impacto que se sintió en el sector.
Precios internacionales
Por su parte, Lucas Martín Tejón, empresario de la industria textil local, aseguró que “en este último tiempo, por las medidas económicas y el contexto en general, el consumo bajó mucho”, adjudicándole los motivos a la dificultad de competir con precios internacionales.
“Nosotros trabajamos mucho con mayoristas del interior del país y, por ejemplo, provincias como Mendoza y San Juan están intentando competir con los precios de Chile”, señaló, sosteniendo que se comenzó a sentir “un consumo global en Argentina”, el cual no está vinculado “a la importación de suéters de afuera, sino a la falta de consumo local”.
Sin embargo, la vuelta de las cuotas sin interés y la confianza de que la inflación se contenga sustenta la esperanza de mejoras. Berg señaló que “en lo que va de abril con la vuelta de las 3 y 6 cuotas sin interés se vienen dando buenos resultados, por lo menos para paliar la caída. Esperemos que siga siendo beneficioso en los meses venideros. Si bien el Ahora 12 funcionaba fenomenal, en nuestro rubro un programa de menos cuotas puede ser superador”. En la misma línea se pronunció Tejón, quien sostuvo que “la esperanza de que la situación mejore siempre está”.
Mismas marcas, menores tamaños
En el ámbito de las pymes de alimentos la baja registrada es menor, situación esperada teniendo en cuenta que estos productos son de consumo primario.
Un referente del sector, Néstor Martín, señaló que “veníamos de una economía que estaba con un consumo inflado, con lo cual era de prever que iba a haber un enfriamiento de la economía y el consumo de la gente”.
Si bien indicó que en el rubro “las variaciones son menores y no hay grandes fluctuaciones”, comparado con 2016, “hay una merma del consumo”.
“Hoy en la actualidad esa merma oscila entre el 2% y el 5% en los negocios más chicos, y en el negocios grandes llega hasta el 10% y el 15%”, señaló, basándose en unidades compradas.
También aseguró que “la gente mantiene la marca que habitualmente compraba pero quizá la compra en menor tamaño”, aunque señaló que “hoy hay una compra más pensada, más racional”.
Según dijo, “el cliente está privilegiando el negocio de cercanía y prefiere hacer varias compras durante la semana que hacer una compra grande para todo el mes”.
De todas maneras señaló “que la meseta descendente se está superando y el consumo comenzaría a mejorar en la segunda mitad de año. Lo que sí estamos viendo, desde las pymes de alimentos, como también en otras de otros rubros, es que las pymes tienen que trabajar fuertemente con lo que es la rentabilidad y la eficiencia en los procesos productivos. Cuando es épocas de vacas gordas algunos errores pasan desapercibidos, pero ahora los problemas son muchos más complejos de solucionar”.
Presión tributaria y litigiosidad
Orengia, referente del sector industrial, también resaltó algunos reclamos históricos del sector como los costos de la industria del juicio y la presión tributaria existente sobre las pymes, factor que, aseguran, no ayuda a revertir los índices de desempleo de la ciudad.
“Otros grandes problemas que estamos teniendo en los últimos tiempos son el exceso de burocracia, la carga tributaria excesivamente alta y la litigiosidad en el plano laboral”, señaló.
En la misma línea se pronunció Gastón Viani, ingeniero agrónomo dedicado a la producción de papa para consumo fresco e industrial.
“La presión tributaria es infernal”, esgrimió, estimando que la misma “tiene un impacto alrededor de un 30% o 40% de la ganancia”.
“Es dinero que uno está sacando del sistema productivo para cumplir con todas las obligaciones tributarias, dinero que no se puede invertir y lo que provoca un techo en el crecimiento que te impide tomar nuevos puestos de trabajo también”, señaló.
Aumento de tarifas
El incremento de los servicios de luz y gas, sumado al aumento del combustible, también impactó en las pequeñas y medianas empresas locales, aunque de manera diferente dependiendo el sector.
En lo que respecta a lo agropecuario, Viani aseguró que “lo que más nos afectó fue el aumento del combustible por el transporte y los sistemas de riego, ya que gran parte son con bombas eléctricas”, asegurando que la falta de precipitaciones entre los meses de octubre y febrero “duplicaron el consumo”.
En el rubro de alimentos la situación se replica. Martín señaló que “lo que más impactó fue el aumento de la luz”, aunque sostuvo que “los subsidios más fuertes” se daban en los consumos familiares y no así en aquellos locales de superficies medianas.
Generación de empleo
Concentrando cerca del 70% de los puestos de trabajo a nivel nacional, las pymes siempre han representado un rol fundamental en la generación de empleo.
De esta manera, Néstor Martín celebró “que el Gobierno se encuentra analizando en brindar algún tipo de beneficio a partir de los aportes patronales como para achicar el costo y que uno pueda mantener la planta estable de personal y, en cuando se empiece a sentir el crecimiento, comenzar a tomar más gente”.
En este sentido, aseguró que pese al contexto difícil, los despidos siempre son “la última instancia” para las pymes.
“Como se tiene una relación mucho más cercana con el empleado, el despido es la última instancia a la que llega el empresario. Además le cuesta mucho a la pyme tomar a alguien y adaptarlo al ritmo de trabajo. Es la última herramienta porque es muy consciente de la responsabilidad social que significa”.
En lo que respecta a la actividad agropecuaria, Viani aprovechó para cuestionar la cautelar vigente que imposibilita a los productores trabajar en cercanías al cinturón frutihortícola de la región por los efectos de los agroquímicos utilizados. Según indicó esto deja “puestos de trabajo latentes”.
“En el rubro de la papa se viene trabajando con todo lo que es certificación de calidad y las buenas prácticas agrícolas, por lo que una decisión de este estilo, mal pensada, puede poner en peligro muchos puestos de trabajo”, dijo, asegurando que la solución está en “regular” a través de personas idóneas en el tema.